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Un viaje distinto…

Un viaje distinto...

En estos días observamos gráficos que ilustran las zonas de confort y de aprendizaje, “reformulados” a la luz de la situación pandémica que vivimos. Esto generó una serie de reflexiones que escribimos para compartirles.

Hoy se visibilizan actitudes, situaciones, debilidades, así como posibilidades que ya existían. No hay tanto nuevo, aunque sí el sol llega a nuevos lugares. Las personas y las decisiones a tomar se ven desde una nueva perspectiva.

Pero corremos un riesgo: si todo lo “renombramos” en función del afamado virus, qué va a pasar cuando “volvamos a la normalidad” (si es que eso existe). 

¿Es éste un tiempo entre paréntesis, sólo un momento artificial que requiere soluciones artificiales? ¿O es una verdadera crisis-oportunidad, que dejará un verdadero aprendizaje y mejorará nuestra forma de ser y hacer?

Si es la primera, entonces, será como aquellas evaluaciones tradicionales, para las cuales estudiamos “de memoria” y luego olvidamos todo: conocimiento frágil. Si es lo segundo, implica un aprendizaje más profundo y genuino, un viaje, un salto de fe hacia nuestra zona potencial.

Siempre sostuvimos que era importante preguntarse en cada momento: ¿dónde estoy? ¿dónde quiero estar? ¿quién quiero ser? ¿qué estoy dispuesto a arriesgar?... Y con eso, algo más: ¿cómo quiero que me transforme esta experiencia? 

Hay miles y millones de técnicas para el cambio así como herramientas para “funcionar” hoy. Muchos creen (o creemos) saber lo que hay que hacer, cómo hay que hacerlo, cuál es el camino, lo que está bien decidido o mal decidido.

Lo cierto es que vamos caminando por la vida, a veces un poco más ciegos que otras. Tenemos ciertas “anclas” que nos hacen ser quienes somos, que le dan continuidad a nuestra vida, a nuestra historia. Como un buen guión en una buena película. 

Si no reconocemos esa brújula, y si no tratamos de ir viendo hacia dónde y para qué… bueno, por más que nos arriesguemos, por más que nos lancemos y hagamos las cosas distintas, entonces habrá sido en vano, porque no tenemos una dirección ni un sentido.

En cambio, si junto con la mentalidad de crecimiento, con la habilidad creativa o innovadora, trabajamos sobre el propio proyecto de vida, la propia identidad, bueno, la cosa va tomando un color distinto. 

Es en este marco en el que las dificultades empiezan a saber a desafíos, las crisis a oportunidades. Porque es ahí cuando salimos del “¿por qué?” para enfocarnos en el “¿para qué?”.

Entonces ¿a qué es realmente a lo que nos tenemos que animar hoy? Creemos que es un buen momento para hacer ese salto de confianza que implica bucear dentro, arriesgarnos a re-conocernos y hacernos esas preguntas esenciales.

Tal vez en este momento, en este mundo, esto último es ciertamente lo más difícil y lo más arriesgado. Pero también lo esencial para que esta etapa culmine con un aprendizaje profundo y significativo en nuestra vida.

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