Estamos terminando noviembre. Parece increíble, pero falta sólo un mes para finalizar este 2020.
¡¡Qué año!!
Desafiante, duro, cuesta arriba. Año de enormes aprendizajes y puntos de partida. Año de despedidas, frustraciones, enojos y cansancios.
Les proponemos regalarnos un tiempo en este cierre tempestuoso. Buscar la oportunidad y el momento (pueden ser varios durante el mes). Volver a respirar, distender el cuerpo y la mente. Recordar lo que hicimos y lo que aprendimos. Y regalarnos una sonrisa. Amplia y sincera.
En esa sonrisa debe estar expresado agradecimiento y reconocimiento. Por lo que pasamos, por lo que pudimos, por lo que intentamos, por lo que logramos, por lo que crecimos, por lo que aprendimos.
Debe haber serenidad y esperanza por lo que aún queda por delante, por lo que “no llegamos”. Misericordia y aprendizaje hacia los errores.
Luego, la propuesta es escribir (o dibujar, lo que les guste) aquello que queremos guardar en la mochila para seguir aprovechando. Animarnos a imaginar un mundo, nuestro mundo, mejor a la luz de lo que vivimos en este. ¿Qué va a ser distinto? ¿Qué va a ser mejor? ¿Qué dejo atrás porque ya no me suma?
Por último, salgamos a regalar esas sonrisas a los demás, a contagiarlas con generosidad.
Estamos cansados, sensibles, agobiados…
Pero no es tiempo para el desánimo. Es tiempo de esperanza.