En el universo de DC existe un personaje profundamente interesante, Detective Marciano, J’on J’onzz. En la tercera temporada de la serie de Supergirl, conocemos a su padre M’yrnn. Ellos realizan un ritual marciano por medio del cual cada padre, antes de morir, traspasa a su hijo sus memorias, y así, las de toda su especie, para que las mismas no se pierdan.
La historia de Marte, y también la de M’yrnn están plagadas de momentos dolorosos, conflictos y pérdidas.
Por eso durante el ritual, apenado por revivir tantos horrores, J’on propone tomar un descanso, casi intentando evitar ese dolor. Pero su padre le dice que las experiencias duras que vivimos son importantes: “Al revivirlas, aprenderás las lecciones que yo aprendí y podrás enseñarles a otros a elegir diferentes caminos.”
Le muestra también, junto a eso, recuerdos felices, que nos enseñan a buscar el equilibrio en la vida.
Es lindo entender la historia como un camino, transitado por muchos antes de nosotros, donde vamos pasándonos un poco la “posta” y el conocimiento que ganamos con cada paso. Compartir y enseñar generosamente lo que sabemos, lo que hemos vivido y experimentado a otros ayuda a que no tengamos que vivir y aprender de cero todo por nuestros propios medios. Cada uno construye, elige y diseña el propio proyecto. Pero cuánto nos ayuda contar con alguien que puede transmitirnos su sabiduría, su experiencia vivida, incluso leída o compartida con otros. Esto nos alivia, nos sentimos humanos entre humanos, buscando el camino del aprendizaje.
En un mundo que prioriza el individualismo y la autonomía como valores absolutos, hoy proponemos integrar también la tradición, los saberes compartidos, la herencia y la experiencia. Todo esto complementa, enriquece y también nos brinda herramientas y una base para construir y caminar el propio camino.