Hay películas que no ofrecen el título de “maestro” a alguno de sus personajes. No obstante, hay alguien que está ahí para enseñar, iluminar, potenciar y abrir el camino para el resto.
En “El Señor de los Anillos” el mago, Gandalf, es uno de esos personajes. El sabio, el que ve más allá. Y no porque lo sepa todo. De hecho, esta es una gran diferencia entre él y Saruman. Su humildad profunda basada en la plena conciencia de sus capacidades, pero también de no saberlo todo, de no poderlo todo.
Una de sus enseñanzas más claves hacia Frodo es que “Muchos de los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.”.
Ni el más sabio lo sabe todo. Lejos de ser una debilidad, es una fortaleza que permite que más adelante, logren cumplir su misión.
En estos tiempos, muchas veces no toleramos que el que está “arriba” (lo que sea que entendamos por eso) no sepa, no pueda, no logre.
Pero… ¿quién es el verdadero líder? ¿El que sabe todo y no necesita nada ni nadie? O, tal vez, aquel que sabiéndose limitado, está siempre atento, escuchando, preguntando, cuestionando y cuestionándose. ¿De quién aprendemos más?
Hoy los invitamos a dejar de lado la ceguera del que cree saberlo todo, para abrazar la humildad y la prudencia de Gandalf el Gris.
El Señor de los Anillos es una saga basada en los libros homónimos de J. R. Tolkien.
Las tres películas de esta obra se estrenaron en 2001, 2002 y 2003. Y la trilogía de El Hobbit, en 2012, 2013 y 2014, todas dirigidas por Peter Jackson. Gandalf cobra vida en la piel de Ian McKellen (luego de que Sean Connery rechazara el papel).